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domingo, 4 de agosto de 2013

COMO HORNEAR CARNE DE CERDO.






La carne de cerdo tiene sus secretos para ser cocida ya que si se pasa del punto quedará demasiado seca y si la cocemos poco tiempo resultará dorada por fuera pero cruda por dentro.

Es un tipo de carne que tiene de por sí un sabor fantástico pero siempre puede realzarse éste con una buena marinada y dejarlo toda una noche en ella.
 
Una marinada sencilla puede hacerse licuando tres cebollas, con medio litro de zumo de naranja, agregar una taza de aceite de oliva, una de vino blanco, ajo, romero y hojas de laurel, además de pimienta negra, sal y media taza de azúcar morena, que será la encargada de darle un bonito tono dorado a la carne. Todo esto una vez licuado se distribuye sobre la carne de cerdo que previamente se habrá dispuesto en un recipiente que luego pueda ir al refrigerador.
 
Para darle un gusto más exótico haciendo pequeños huecos en la carne y colocando allí clavo de la india (clavo de olor).
 
Una vez colocada la carne en la marinada se cubre con papel plástico y se deja en el refrigerador hasta el día siguiente, lo ideal es que se deje marinando por 24 horas.
 
Colocar la carne en una fuente para horno y rociar con un poco de aceite de oliva. La cocción se realizará primero en horno pre-calentado en forma previa y la temperatura será de 350º, dejando que se dore perfectamente de todos lados, para ello se irá girando el trozo de carne.
 
Una vez dorado  se baña con una parte de la marinada y se continúa la cocción pero a temperatura más suave unos 300º rociando siempre con el fondo de cocción para evitar que se seque. Recordando que debe voltearse cada media hora y si fuese necesario agregar más salsa.
 
Un secreto para evitar que se seque es colocar en el horno un recipiente con agua para mantener el ambiente de horno  húmedo.
 
Para saber si ya está cocido es sólo pinchar la carne en el centro si no sale jugo es que está ya lista. Inmediatamente de retirarla del horno se corta en rodajas y se puede servir acompañado con patatas al horno.
 
Fuente: Blog del Chef

domingo, 14 de julio de 2013

TIPOS DE BIZCOCHOS Y COMO HACERLOS


     















Para hacer un bizcocho casero solo se necesitan huevos, azúcar y harina. La mezcla de estos ingredientes, batidos y horneados, da como resultado una masa dulce y esponjosa, muy útil para hacer tartas y pasteles, postres o acompañamientos para el desayuno, la merienda o el café. Esto... si queda bien, porque muchas veces sucede que el resultado no se parece demasiado a la idea que teníamos en mente. En el siguiente reportaje, se indica cuáles son los tipos de bizcochos mas comunes, se explica cómo hacerlos y qué detalles debemos tener en cuenta para obtener el sabor y la textura deseados.  

Tipos de bizcochos: cómo hacerlos


Existen diferentes clases de bizcochos: los que se cocinan con los ingredientes básicos (huevos, azúcar y harina), los que se preparan con las claras y las yemas por separado, los bizcochos que incluyen más ingredientes (como nata o mantequilla) y los que sustituyen parte de la harina por cacao en polvo para darle sabor a chocolate. En este último caso, hay un error muy frecuente: olvidar la levadura. El cacao apelmaza más que la harina. Por este motivo, para que suba el bizcocho y quede más esponjoso, es necesario añadir levadura.  
“Las claras y las yemas se baten por separado, ya que las claras requieren frío, mientras que conviene templar las yemas”

  Separar las claras de las yemas. Este método es muy útil para conseguir más elasticidad en la mezcla. Para ello, se baten las yemas y el azúcar de manera enérgica durante diez minutos -hasta conseguir un color amarillo pálido- con la ayuda de una batidora eléctrica. Un detalle interesante es hacerlo cerca de una zona de calor (como un baño María tibio) para que se temple el barreño donde están los ingredientes. En otro recipiente se baten las claras a punto de nieve, hasta conseguir una textura muy firme (tanto como para que no se vuelquen del barreño si le damos la vuelta). Al contrario que con la mezcla anterior, lo importante es no acercar las claras al calor. Cuanto más frías estén, mejor.   Una vez que están listos ambos batidos, lo siguiente es añadir la harina a las yemas. La mejor manera de hacerlo es con un tamiz, es decir, pasarla por un colador para que caiga sobre las yemas como si fuese una fina lluvia. Al mismo tiempo, se mezcla el conjunto con una espátula de madera y con movimientos suaves y envolventes. Al terminar, se añaden las claras batidas poco a poco y con suavidad, hasta conseguir un conjunto homogéneo. Con él es posible hacer el llamado "bizcocho plancha", un bizcocho fino y elástico, idóneo para elaborar desde brazos de gitanos hasta pastelitos enrollados o el típico surtido de pasteles con tres capas y diferentes rellenos.   Para conseguirlo, se introduce la mezcla en una manga pastelera con boquilla ancha y, con su ayuda, se vierte en zigzag sobre una bandeja de horno. Lo fundamental en este paso es que la bandeja esté forrada con papel especial para el calor y que el horno ya esté caliente cuando introduzcamos la bandeja. Tras diez minutos a 200ºC, el bizcocho estará listo. Bastará con desmoldarlo sobre un paño y esperar a que se temple.   Otra opción es preparar el "bizcocho genovesa", que consiste en batir los huevos cascados y a temperatura ambiente (no recién sacados de la nevera) junto con el azúcar, en una zona templada de la cocina. De vez en cuando, se puede acercar el barreño a un recipiente con agua caliente para que se temple la superficie donde se prepara esta mezcla. Es importante batir durante unos 15 minutos de manera enérgica, con la batidora eléctrica, e introducir gran cantidad de aire en la mezcla. De esta manera, se obtiene una masa que duplica su volumen original, de color amarillo muy pálido, que será la base de un esponjoso bizcocho. Tras completar este paso, se agrega la harina tamizada poco a poco y se mezcla el conjunto con movimientos suaves y envolventes para distribuir la harina de manera homogénea.   Antes de volcar la mezcla en un molde desmontable, es necesario untarlo con mantequilla y espolvorearlo con harina para evitar que el bizcocho se pegue a la superficie. El horno debe estar precalentado a 180ºC y, una vez que se introduce el bizcocho, se deja cocinar durante 20 minutos.  

Otros datos de interés para cocinar bizcochos caseros


Cuando se preparan bizcochos, el momento del horneado es crucial. Por esta razón, es imprescindible respetar un par de reglas y tener presente un breve diccionario de errores para saber qué debemos mejorar la próxima vez. Las reglas:
  1. No abrir el horno en los primeros 15 minutos. Si vemos que la superficie se tuesta demasiado, es posible que el horno esté muy fuerte o que hayamos colocado el bizcocho demasiado cerca de la parte superior. Soluciones: bajar la temperatura, pasar la bandeja a un nivel inferior (según sea el caso) o tapar la superficie de la bandeja con papel de aluminio. De todos modos, hay que esperar a que transcurran esos 15 minutos iniciales.
  2. Cocinar con calor homogéneo. El bizcocho debe hornearse con temperatura arriba y abajo o con aire circulante, si el horno tiene esa opción.
   Los errores:
  • Si el bizcocho queda hundido en el centro, significa que no ha recibido suficiente temperatura porque, en general, el horno no ha sido bien precalentado.
  • Si por el contrario sube en exceso en su parte central, el horno está demasiado caliente.
  • Si el bizcocho en su conjunto no ha subido lo esperado, significa que no se ha batido lo suficiente. Ha faltado esponjosidad a la masa inicial.




 

viernes, 18 de diciembre de 2009

TIPS

TIP SOBRE LAS BERENJENAS.
Mil y una maneras de preparar las berenjenas. Son ricas, saludables y, según cómo se preparen, grandes ‘amigas’ de la silueta ya que tan sólo aportan 20 calorías por cada 100 gramos de producto


Una forma muy atractiva de presentar las berenjenas consiste en disponerlas en forma de milhojas como en este apetecible plato que vemos en la imagen. Su contenido en fibra (presente sobre todo en su piel) ayuda a mejorar el tránsito intestinal; estimula el buen funcionamiento del hígado; favorece la digestión de las grasas; ayuda a reducir los niveles de colesterol; actúa como agente antibacteriano y diurético... muchas son las bondades que el consumo de la berenjena reporta para la salud. Además, su escaso valor energético (tan sólo 20 calorías por cada 100 gramos) hace que esta hortaliza procedente de la India sea uno de los alimentos estrella de las dietas de adelgazamiento (según, eso sí, cómo la preparemos o con qué ingredientes la acompañemos). En este sentido una buena opción consiste en cortarlas en rodajas y cocinarlas a la plancha con un poquito de sal. También resultan poco calóricas hervidas, al vapor, rehogadas con un poco de aceite o junto a otras verduras. No obstante, también son ingrediente perfecto de platos algo más calóricos. Te ponemos algunos ejemplos de recetas con berenjena un poco más abajo (en ‘Noticias relacionadas’) no sin antes ofrecerte algunos consejos relacionados con su consumo:

•Al comprarlas, ten en cuenta que las berenjenas más sabrosas son aquellas cuya cáscara es bien lisa y brillante, de color morado oscuro y de mayor peso en proporción a su tamaño.

•Un truco para saber si la berenjena está bien madura consiste en hacer una ligera presión con los dedos sobre la piel. Si los dedos dejan huella, la berenjena está madura.

•Por ser un alimento perecedero conviene manipularla con cuidado y refrigerarla hasta su consumo.

•Para hacerlas más atractivas para los niños puedes prepararlas rellenas de carne, pescado o verduras y cubrirlas con una bechamel y queso. Después se meterán al horno para gratinarlas.

•Si no se va a pelar al cocinarla, escoge las piezas más jóvenes y blandas (las viejas tienen la piel más dura y necesitan más tiempo para cocinarse).

•Para reducir su sabor amargo puedes salar la pulpa durante unos minutos o añadirle zumo de limón antes de cocinarlas.


TIPS SOBRE CONVERSIONES

2¼ tsp = 1 sobre de levadura seca

Cuando una receta dice 1 taza de buttermilk, esta se puede sustituir por 1/2 taza de yogurt natural  y 1/2 taza de leche completa, o sea en partes iguales.